Te obsesionan los detalles, ignorando a veces lo esencial. Sientes vergüenza de ti mismo/a, de tu cuerpo. Sientes impureza interior y te sientes repulsivo/a.
Te desborda la amplitud de tus responsabilidades. Desconfías de ti mismo cuando no consigues hacer frente a una situación. Aceptas más trabajo del que puedes asumir.
Sientes que los demás son mejores que tú, te sientes inferior. No emprendes nada nuevo porque estás seguro de tu fracaso. Sientes que estás desvalorizado.
Trabajas en exceso con la sensación que la vida es una lucha. Cansado/a y agotado/a por tu trabajo, pero nunca te quejas. Descuidas tus propias necesidades por anteponer lo que crees es tu deber.
No te perdonas los errores. Te puede la mala conciencia y te juzgas severamente. Te sientes culpable de lo que le ocurre a los demás.
Te resulta muy difícil sobreponerte a los traumas del pasado. Has sufrido por la pérdida de un ser querido, un accidente, una enfermedad grave, una noticia terrible. No sientes consuelo ante una pérdida o pena del pasado.
Crees que has tocado fondo y estás terriblemente angustiado/a. No ves salida y estás profundamente desesperado/a. Sientes haber alcanzado los límites de tu resistencia.
Se te nota mucho cuando no estás satisfecho/a. Crees que los demás son responsables de tu desgracia. Ves a menudo el “vaso medio vacío”.