Cuestionas continuamente tus propias decisiones. Buscas a menudo consejo en los demás, ignorando tu propia intuición. Crees saber las respuestas y sin embargo preguntas a los demás.
Los pequeños obstáculos te desaniman fácilmente. Falta de perseverancia ante las dificultades de la vida. Te puede el pesimismo cuando las cosas no van como habías pensado
Sientes que no vale la pena la lucha. Has probado diferentes terapias o tratamientos sólo para complacer a los demás, pues estás convencido de que no solucionarán tu problema. Has abandonado cualquier esperanza de sanación.
Te cuesta “arrancar” por la mañana. Sientes cansancio cuando piensas en el día que te espera. Dejas para mañana lo que podrías hacer hoy, por fatiga mental.
Dudas constantemente y te cuesta elegir. Te resulta difícil conservar el equilibrio emocional. Tiendes a cambiar de humor, pasando de la alegría a la tristeza, de la risa a las lágrimas fácilmente.
Sientes que pones de lado tus ambiciones y que no eres capaz de realizarlas. Sientes un cruce en tu vida sin saber decidir qué dirección tomar. Sientes que no encuentras sentido a tu vida.