Sientes aprensión y malestar sin una causa aparente. Vives con un sentimiento de miedo difícil de explicar. Tienes a menudo presentimientos negativos.
Miedo a perder el control. Temes dañarte o hacer daño a otros. Reaccionas de forma irracional y brusca, explotando con rabia y cólera
Te enrojeces fácilmente por vergüenza. Te sientes agitado. Tienes fobias (a las arañas, a volar, a la muchedumbre, a enfermedades, etc.)
Excesivamente protector con los demás. Te preocupas mucho por aquellos que amas, y te imaginas lo peor. Aconsejas prudencia a los demás, desconfiando de sus capacidades.
Sientes un miedo paralizante, estás aterrorizado. Te despiertas con pesadillas. Te quedas petrificado ante una situación de terror.